Sobre el Fórnix Prof. Dr. Roberto C. Frenquelli Descenso de Cristo al Limbo
Sebastiano Luciani, llamado Sebastiano del Piombo (c.1485 /1486 - 1547); Pintura italiana (siglo XVI).
Antes que nada, antes de cualquier desarrollo sobre este tema, debo agradecer a un amigo, el Dr. Ricardo Miguel. Su inquietud, su visión acerca del tema, me abrió pasó para aventurarme a escribir algo posiblemente distinto sobre esta estructura del Sistema Nervioso Central. Esta primera entrega, posiblemente algo árida, será sucedida por otras, donde espero ser más ameno. Siempre recuerdo mis épocas de Estudiante. Retorno permanentemente a aquellos años. No sin nostalgia. No sin orgullo. Siento una pasión muy especial por aquellos momentos, que se actualizan todos los días de mi vida. Seguramente les pasará lo mismo a Ustedes. Es inevitable; el torrente emocional de los primeros años, en este caso de lo que podríamos llamar “nuestra adolescencia estudiantil”, marca muy fuertemente. De paso, ese recordar, suele ser útil para pensar el presente. Como siempre. La Historia tiene valor en el Presente. Es así como puedo pensar acerca del fórnix, también llamado trígono cerebral. Y qué es lo primero que brota en esa pantalla fantástica que llamamos mente ?. Lo difícil que me resultaba entender su anatomía. En la década del sesenta contábamos con algunos dibujos, muy buenos por cierto, pero no con mucho más. Tal vez alguien, no sin cierto grado de certeza, pueda pensar que “era mejor así, pues teníamos más espacio para imaginar”. Ahora, en la era de la imagen, casi todo está a la vista. Tan a la vista, que muchas veces, nadie ve nada. Ni siquiera el cuerpo de una joven bonita. Todo parece estar “a la mano”, casi nada “al cerebro”. Pero bueno, esto es otro tema. Lo cierto es que ahora tenemos muchas imágenes sobre Sistema Nervioso. Algunas, tridimensionales; otras, con colores. No es posible negar el ingenio de los diseñadores dedicados a la enseñanza, a la confección de textos de estudio. Dicho sea de paso, una posible incumbencia de los Psicólogos: diseñar libros, buscando facilitar el trabajo que implica entender. Entender algo como este fórnix, tan odioso. Era tan así, supongo que ahora también, que uno bien podía pensar que un examen que comenzara con la amarga pregunta “…hábleme sobre el fórnix…”, era la antesala de una pelota. No de fútbol, por supuesto. Yo siempre pienso qué contestarían Médicos sobre algunas preguntas elementales de nuestra materia. Seguramente, casi seguramente, muchos colegas míos “patinarían” horriblemente ante la requisitoria de marras. Seguramente un neurólogo, un radiólogo especializado, un anatomista (clase en desaparición), algún otro, contestarían brillantemente. Y además, encontrarían alguna imprecisión en este mismo relato. Seguro, pues yo, ni soy un neurólogo, ni soy un radiólogo, ni soy un anatomista. Qué es lo que soy no es el tema del momento. Por eso abandono esta línea, con la esperanza que al terminar esta lectura, by the way – como dicen los ingleses - les quede alguna idea sobre este espinoso asunto de mi identidad. El Fórnix, démosle ya la derecha con la grafía en mayúscula, es una estructura compuesta por axones. Por eso es de color blanco. Está incrustado, intensamente incrustado, en el medio del cerebro. Más precisamente en lo que conocemos como Sistema Límbico. Aquel de la memoria, de la afectividad. Es una estructura de enlace. Su forma, nos invita a pensarlo de cómo tal. Parece la reunión de dos letras “C”, con la concavidad hacia abajo, reunidas por el medio del recorrido. Un recorrido que apunta a terminar en el inicio, como un perro que se muerde la cola. En realidad, casi todas las estructuras de esta región se caracterizan por lo mismo: la alta conectividad. Tanto hacia los segmentos bajos, como los segmentos altos; por eso hablamos de “limbo”. Como zona intermedia, como borde. Desde muy pequeño, catecismo mediante, sabía que los niñitos no bautizados, al morir, iban al limbo. Un lugar que no era el cielo, no era el infierno. Después, algo mas grandecito, fui advertido que “estar en el limbo”, suponía ser medio lelo o algo así, como por ejemplo, estar en “orsay”, dicho más claramente, en “pelotas”, tampoco las del fútbol, tampoco las de esos interesantes momentos del erotismo. Cara medial del Cerebro, retirando el Tronco Encef�lico
Fue Broca, ese gigante de la Psicología y la Antropología, que bautizó la región. Leemos “Gran Lóbulo Límbico de Broca”. Papez, ya en el pasado siglo XX, también se sumó con su “Circuito”, donde ni lerdo ni perezoso, le chantó su nombre. Aludiendo más o menos a lo mismo, acentuando en el rol sobre el control de lo visceral, que no debe entenderse sólo en la materialidad de las vísceras – el estómago, el hígado, los intestinos o el corazón – si no también en el control de lo “visceral”, como lo profundo, emocionalmente hablando. De hecho, mediante la tramitación del Sistema Nervioso Vegetativo, que es inconciente y automático, que opera sobre la musculatura lisa. En oposición al Sistema Nervioso Somático, mal llamado de “la vida de relación”, que opera sobre el músculo estriado, el mismo que me permite ahora mismo tipear sobre mi PC; en forma voluntaria, conciente. Estructura del F�rnix
Esta lámina, tomada de Netter, nos muestra la anatomía del Fórnix, totalmente separado del resto de sus vecindades. Vemos claramente su forma, abierta hacia abajo. Su mitad izquierda, su mitad derecha. Naciendo ambas desde las proximidades de sendas formaciones, las correspondientes a las Amígdalas, en pleno espesor del Uncus o Gancho del Hipocampo. Por que el Fórnix debe pensarse absolutamente asociado al Hipocampo, ese sitio tan ligado a la Memoria. Vemos como estos Pilares Posteriores corren hacia arriba y atrás, para ir juntándose hacia el medio y adelante, configurando el Cuerpo del Fórnix, para después volver a abrirse, separándose en dos Columnas Anteriores, una a cada lado, terminando en las proximidades de los Tubérculos Mamilares. Nos queda bien la idea de un recorrido que prácticamente se cierra sobre si mismo, pasando por distintas regiones, una a cada lado del "limbo": tanto las superiores (corticales), como las inferiores (hipotalámicas, del tronco). Vemos con claridad que el Fórnix, con todo su recorrido queda por encima de los Tálamos, y por debajo del Cuerpo Calloso. Dejamos por ahora acá, como quedó dicho, con la promesa de volver sobre algunas cuestiones tan amenas como interesantes. Como para aprender a querer un poco más a esta bendita Anatomía. Ahora también, como en el caso del Fórnix, con mayúscula.
Limbo (del latín limbus, borde, canto), en la teología católica, morada de los muertos cuyas almas están excluidas del cielo por faltas que no son suyas. Los teólogos diferencian dos formas de limbo: el de los justos del Antiguo Testamento, donde sus almas eran retenidas hasta que Cristo las redimiera; y el limbo de los niños, donde las almas de niños no bautizados y de otros libres de pecados personales, disfrutaban de una felicidad natural, aunque se les negaba la beatitud sobrenatural del cielo. El nombre de limbo proviene de la antigua creencia que aseguraba que el lugar estaba situado al borde del infierno. Aunque la existencia del limbo ha sido con frecuencia discutida por los teólogos, la Iglesia católica no tiene una posición oficial respecto a este asunto. Tomado de la Enciclopedia Encarta, 2006. |